Desde su llegada a Cuba a mediados del siglo XIX, los chinos se mantuvieron fieles a sus tradiciones para mantener vivo el recuerdo de la lejana patria y como un medio de responder a una cultura nueva. Después de un largo proceso de asentamiento y estabilización, se organizaron en sociedades patronímicas, regionales, culturales y políticas, lo que les permitió preservar su cultura, hábitos y costumbres. La tradicional Fiesta de la Primavera , la más importante de todas las fiestas tradicionales que se celebra en China y en las Comunidades Chinas de Ultramar, marca el inicio del Año Nuevo Lunar, que según el calendario solar, corresponde celebrarse a finales de Enero o principio de Febrero. En los hogares, sociedades y establecimientos comerciales, se realiza una serie de actividades previas a la fiesta, entre las que cabe destacar la limpieza, la decoración con recortes de papel, pegar estampas de Año Nuevo, colocar lámparas chinas, Dísticos de Primavera, etc. Los Dísticos de Primavera constituyen una especie de talismán, son dos frases de buen augurio escritas en papel rojo que se colocan en la puerta para ahuyentar los malos espíritus. Los miembros de la familia, de las distintas generaciones, se reúnen para disfrutar la comida china, al tiempo que realizan diversas actividades recreativas, entre ellas las más emocionantes y alegres son las demostraciones de habilidades en artes marciales y la representación de las Danzas del León y el Dragón, máximas atracciones de la fiesta. Mientras que en los balcones y entradas, de las casas y establecimientos comerciales se colocan los mazos de lechuga con una bolsita roja en cuyo interior se coloca una gratificación (Lei si o Sun Lai), esperando que pase la Danza del León, que lo recoge después de haber realizado una demostración de sus habilidades acrobáticas, verdadero espectáculo lleno de vitalidad. Se afirma que con sus vigorosos movimientos esta danza aleja los malestares y atrae la buena suerte, un año próspero lleno de dicha y felicidad. Tanto en la barriada de La Habana como en los asentamientos del interior de la Isla , los inmigrantes revivieron esta tradición, convirtiéndola en una de las celebraciones más importantes de los chinos de Cuba. Se adornaban las calles y fachadas, los interiores de las viviendas, sociedades y establecimientos comerciales. En la víspera se detonaban los petardos y fuegos artificiales que ellos mismos elaboraban y que más tarde comercializaron al resto de la población. Sin embargo, la interrupción de la inmigración, el proceso de asimilación natural que se operaba y una posterior re-emigración, –entre otras causas–, hizo que la costumbre de celebrar el Año Nuevo Lunar fuera quedando como una expresión simbólica, sólo para los chinos de mayor edad, referencial de un tiempo pasado que se relacionaba directamente con la época de mayor esplendor del Barrio Chino de la Habana , verificado en la primera mitad del Siglo XX, y sufriera entonces un proceso de recontextualización, a partir del papel que van jugando las nuevas generaciones nacidas en Cuba. En Cuba, la fiesta perdió todos sus elementos místicos y supersticiosos. Ha perdurado como una celebración tradicional que realizan las sociedades aún existentes en la capital. Son ellas, mediante su membresía, las encargadas de los preparativos y celebración, para lo cual se ornamentan los locales con motivos alegóricos, se preparan comidas tradicionales, los socios y parientes se reúnen en un ambiente que trata en lo posible de acercarse a las viejas costumbres, estimulados por los más ancianos y apegados a la tradición. Actualmente esta fiesta también se celebra cada año, no solo en las sociedades chinas sino también en las calles de la Habana , con un gran espectáculo, donde se exhiben danzas de leones y de dragones, demostraciones de habilidades de artes marciales y danzas chinas. Las sociedades sirven como marco perfecto para estas celebraciones pues constituyen espacios apropiados en los que las tradiciones y las artes enlazan a los pueblos de Cuba y China. Los descendientes son portadores de una tarea singular: ser un puente de amistad entre dos culturas. LA CEREMONIA RITUALUno de los mas importantes momentos de la Danza del León es el llamado Bautizo del León y que se realiza una sola vez en la vida útil del implemento: justo antes de su primera aparición en público y debe ser realizado por maestros de larga trayectoria. Esta ceremonia muchas veces se obvia, la razón principal para este olvido es, entre otras, el desconocimiento de las tradiciones y las leyendas, lo que contribuye a simplificar y tergiversar su contenido. Según el ritual, el monje budista entra a la cueva del león, y lo encuentra durmiendo. Trata de hacerlo rezar, pero el león se niega, entonces lo suele molestar, hasta que este accede. El León suele correr hacia adelante tres veces, para luego retroceder en señal de humildad, rodando la cabeza en el sentido de dirección a favor de las manecillas del reloj. Luego de algunas peripecias, el monje le da un vegetal verde para que coma, el león lo come, y acto seguido lo escupe, tres veces, lo cual se hace para bendecir a la audiencia. El León cuando camina, hacia atrás y hacia adelante, y en zig zag, trata de confundir a los malos espíritus, ya que los demonios «se mueven en línea recta», según la antigua tradición china. Estos elementos son muy básicos, y conocerlos permitirá entender mejor lo que está ocurriendo cuando un conjunto realice la ceremonia. Solo aquellos que se apegan a la tradición y estudian los pasos, manteniendo siempre contacto con los portadores del conocimiento, podrán realizar todo correctamente. Las evoluciones y los movimientos, pueden variarse según las distintas escuelas, pero el objetivo es el mismo ahuyentar a los malos espíritus, atraer la suerte, la dicha y la felicidad. – Implementos de la Danza del León. Para la Danza del León se emplea una estructura muy compleja para la cabeza y una larga tela de colores para el cuerpo. La cabeza está conformada por complicadas estructuras interconectadas de bambú y mimbre, cubiertas con la técnica del papier maché, esto le confiere solidez y ligereza, (excepcionalmente mas de 30 libras ). Sobre el esqueleto se montan las partes móviles que son los ojos con posibilidad de pestañear, generalmente con luces, y las orejas que se insertan en aberturas posteriores. Todo se pinta del color designado según su cualidad, representatividad y tamaño y se adorna con lentejuelas doradas y piel de conejo. En la enorme nariz se sitúan, a ambos lados, sendos pompones de colores con muelles para que se muevan libremente. La cola debe tener un largo proporcional al tamaño de la cabeza, aunque casi siempre ronda los dos metros y medio o tres metros. Su ancho es de metro a metro y medio con largas telas que cuelgan a los lados y lleva una profusión de lentejuelas y cascabeles, así como una larga columna vertebral de tela rellena en su parte superior central. Todo se remata con una cola de forma romboidal, hecha con una estructura similar a la de la cabeza, que se ata fuertemente a esta. – La danza. La Danza del León un ejercicio muy complejo que exige la presencia de dos bailadores: uno para la cabeza y otro para el cuerpo o cola. En el caso del líder, el que mueve la cabeza, el trabajo de los brazos es esencial para sostener la cabeza, con los dedos de una mano abre y cierra la boca, y con la otra mano acciona los dispositivos de los ojos y las orejas que son independientes, aunque pueden hacerse al unísono. De este modo se logra representar las diferentes expresiones y estados de ánimos del León. Cada paso y cada movimiento de manos los estudian repetidas veces, a conciencia, para lograr en la representación mostrar el espíritu heroico y caballeroso del León. Si se quiere lograr la perfección en la Danza del León, las artes marciales son el elemento fundamental. Los pasos deben de ser firmes y ágiles, y el danzante debe de tener una constitución física fuerte. Por eso exige que cada miembro del equipo de la Danza del León «lo primero que tiene que aprender son los movimientos fundamentales y debe de practicarlos con perseverancia», según palabras de ya desaparecidos maestros chinos, quienes en la década de los 80’s del Siglo XX, transmitieron sus conocimientos y experiencias a jóvenes descendientes. Uno de los aspectos mas llamativos de la Danza es la variedad de posturas o paradas de Kung Fu que realizan los bailarines, aunque a decir verdad estas posiciones son solo de paso, muy breves, y uno de los errores mas comunes entre los que bailan sin tener una sólida base, es la “demostración de paradas”, confiriéndole al baile un sentido estático, a saltos, sin lograr la fluidez imprescindible. Un bailador de León debe tener piernas muy fuertes, flexibilidad, agilidad y un gran sentido del equilibrio y el ritmo, además de ser capaz de alcanzar la armonía entre respiración y movimiento, contracción-relajamiento, en fin, ser capaz de pasar sin brusquedad de un estado yang a un yin y viceversa. De enorme importancia para la Danza del León es un pequeño Buda, barrigón y risueño, muy acrobático, que lo acompaña y guía, aunque no le impone ni pasos, ni direcciones, ni ritmo. La persona que lo interpreta debe tener notable flexibilidad y un excelente dominio de su cuerpo, pues debe caer y rodar por el suelo constantemente. El traje que lleva puede ser lo mismo un traje de Kung Fu tradicional o una túnica de Monje budista, de un color brillante. Este Monje lleva la cabeza dentro de una máscara y su barriga debe ser prominente, lo que se consigue con un cojín o almohada pequeña. El pequeño Monje trata de fastidiar constantemente al León con su abanico mágico. La calidad del baile depende del nivel de dificultad, de las posiciones correctas y el ritmo. El nivel de dificultad se mide por la cantidad de saltos o la realización de movimientos acrobáticos y de equilibrio. En China estas danzas se diferencian por sus formas, estilo y música, según las regiones donde se ejecutan. En la región Sur existen diferentes tipos de diseño, utilizando diversos colores representativos, por ejemplo: en Hoc San el frente de la cabeza es algo plano, en Fac San el frente es más alto; también existe un León que se parece al Kai Long, que es una especie de dragón de cuatro patas pero con la boca más estrecha. Hay leones plateados, dorados, blancos, etc., si es rojo representa a Cuang Wang Chiong (Cuan Kung o San Fan Kung), si es amarillo a Lao Pei (Rey Lao, Hermano de Cuang), y si es negro representa a Chiong Fei (otro de los hermanos de Cuang Kung, que era muy feroz en el combate), personajes todos del Período de los Reinos Combatientes, (770- 221 a .n.e.) En la actualidad los leones del sur han fusionado sus técnicas y estilos, absorbiendo algunas influencias del sistema norte. Utilizan los vestuarios en combinación con el color del León; incorporan las técnicas de salto y volteretas, así como las formas de encogerse, alargarse, sentarse y levantar las piernas delanteras; dándole más lucidez al espectáculo. – La música de la Danza del León. El León es acompañado por un conjunto musical integrado básicamente por un tambor grande, gong y platillos o címbalos , en algunas regiones utilizan también la trompeta china. Para el tambor existen tres toques básicos: • Para desfiles y traslación se ejecuta el Chac Sen (Siete Estrellas). • Para saltos y volteretas se utiliza el Pau Si. • Para los desplazamientos a un mismo nivel el San Sen, (tres Estrellas). También hay toques complementarios según sean los movimientos del León. Cada tipo de movimiento tiene un ritmo musical específico, (al saludar, caminar, comer, subir un obstáculo, movimientos especiales), el tambor, en animado dialogo sonoro marca el tiempo y el ritmo de la ejecución. Es importante destacar que no es el tambor quien decide el ritmo y los pasos del León, sino que los sigue, adaptando el tempo a la complicada coreografía del danzante líder, mientras que los platillos y el gong siguen el ritmo del tambor. Desde el punto de vista musicológico, la música de la Danza del León está conformada esencialmente por percusión, pues este es el modo de obtener los sonidos de los tres instrumentos fundamentales: • El tambor está conformado por un caldero resonante, abarrilado, hecha con listones de madera sujetos por aros de bambú trenzado con un parche de cuero en su extremo superior, dejando el otro libre. En este membranófono el parche se tensa al fuego y para resaltar su voz grave se emplean resonadores de metálicos en el interior. Se percute con dos baquetas de madera dura, redondeadas y con no menos de 20 centímetros de largo y unos cinco de ancho. Marca el ritmo de todo el conjunto y lleva un tempo de 4×4. • Los platillos o címbalos son también instrumentos de percusión: discos finos, delgados y cóncavos, de aleación de bronce o latón, que se entrechocan. Se produce así un ruido persistente, con más o menos volumen, sin afinación determinada. Los platillos tienen normalmente asas o abrazaderas de tela, preferiblemente roja, por su parte trasera. En algunos regiones de China se emplean los llamados crótalos, que son mas pequeños. • El gong consiste en un disco de bronce que suena cuando es percutido con una baqueta forrada de tela. Muchos tienen una prominencia en el centro, donde se produce la vibración, y la mayoría tiene el borde doblado hacia adentro y el amaño es variable, aunque en la Danza del León de Sur se prefiere los de hasta cuarenta centímetros de diámetro. Su afinación es indefinida. Lo esencial de la música para la Danza del León es el dialogo que se establece entre el líder (que baila la cabeza) y el tamborero, este último debe ser capaz de interpretar el lenguaje cinético del León y anticiparse a los pasos y giros, para destacarlos siempre. Esto se logra de dos formas principalmente, mediante un conocimiento apoyado en la intuición y por otro lado, con un sistemático ensayo de las coreografías, hasta dominarlas a la perfección. – Otros elementos. Muy similar a la Danza del León es la del Dragón (semejante a un reptil gigante que puede llegar a medir más de 10 metros ), aunque se diferencia por el número de ejecutantes (en dependencia del largo), formando un hermoso espectáculo con sus vueltas, contorsiones y movimientos serpenteantes. La cabeza, la cola y el cuerpo, están sostenidos por palos en forma de farol que exigen para su ejecución una buena preparación física, fortaleza en brazos y piernas, debido a que se realizan movimientos ágiles y vigorosos. Con el desarrollo y fusión de las técnicas y estilos se requiere de nuevas condiciones de prácticas, para poder lograr el estilo competitivo, sin apartarse del modo tradicional. En la actualidad, la Danza del León del Sur, (y por extensión la del Dragón) ha absorbido influencias del sistema norte y se unifican pasos, movimientos acrobáticos, e incluso la combinación entre el color del León y la ropa de los bailarines. LA DANZA DEL LEÓN Y LAS SOCIEDADES CHINAS DE CUBALas sociedades chinas en Cuba imitaron, en cierta medida, las estructuras clasistas y sociales de la lejana Patria y por ello fue natural que tendieran a preservar sus tradiciones y elementos socioculturales. Una de las mas importantes funciones de estas fue transmitir las artes y la cultura y por eso promovieron la instrucción y la recreación de sus miembros para mantener vivo el recuerdo de su natal China. Un caso digno de mencionar fue la Sociedad Chung Wah Yin Lock Kou Se que fue la primera en emplear descendientes para ejecutar la opera cantonesa. A propósito Alejo Carpentier en uno de sus constantes recorridos por la barriada acotó: “Si hay crisis en nuestro teatro debemos reconocer que el Barrio Chino la ignora por completo”. Se refería a la gran crisis del teatro cubano de los años 40, en medio de la Segunda guerra Mundial. La mayoría de los investigadores, coinciden en que la sociedad Min Chi Tang, fue la promotora de La Danza del León en Cuba, ya que se bailó por vez primera en 1930 por los miembros de la Juventud Atlética de la Sociedad Chee Kung Tong (actual Min Chi Tang), sumándose a la fiesta tradicional, un recorrido por las calles más céntricas del Barrio Chino. En el año 1937, gracias a las gestiones del sabio Don Fernando Ortiz, esta Danza se integra a las fiestas del Carnaval habanero. La Danza del León gozó de gran aceptación entre la población cubana, siendo conocida erróneamente con el nombre de Comparsa del Dragón Chino, sin embargo, su concepción coreográfica difiere mucho de las comparsas cubanas. Los cronistas de la época desconocían verdaderamente esta danza, pues veían los leones como monstruos de cara grotesca, pero sonrientes y amables y los ejecutantes eran atletas, acróbatas, que usaban armas plateadas, tales como lanzas, cimitarras, tridentes, guadañas, entre otras, y se preguntaban, ¿son reales? Por otra parte, los tambores chinos repicaban, platillos misteriosos aplastan el silencio, los gongs y las trompetas, hacían que por dondequiera se escuchaba la ingenua música que los chinos trajeron de su lejano país y conservan aún como tesoro inestimable. El maravilloso carnaval de la China milenaria que es un culto a la buena tradición. En el floreciente Barrio Chino de la Habana de los años 30 – 40 existió la desaparecida Sociedad de Cultura Física “Chi Mut Hai Yut Wui”, donde muchos jóvenes de aquella época y por varias generaciones consecutivas, participaron en las actividades que organizadas por esta sociedad. Aquí ellos encontraron el lugar adecuado y la oportunidad deseada de reunirse, de compartir, de recrearse, de practicar deportes, aprender artes marciales y bailar la Danza del León. En fin, fue el lugar que colmaba justamente los intereses de la juventud y satisfacía su impetuosa energía. La Sociedad Chi Mut Hai Yut Wui, fundada en el año 1926, estuvo ubicada en la calle Zanja Nº 255 entre Campanario y Lealtad, tuvo su significación en la historia y desarrollo ulterior de las artes marciales en Cuba. En ella, a partir de 1932, recibió su formación con el maestro Wong Kei, Rufino Alay Chang, quien a principios de 1960, sería el maestro que inició en esta disciplina al grupo de cubanos que años más tarde fundarían la Escuela Cubana de Karate-do. Aunque en otros tipos de asociaciones algunos miembros conocían y practicaban Kung Fu, la sociedad de cultura física Chi Mut Hai Yut Wui fue una institución especializada en la práctica de este antiguo arte marcial, fue la gran escuela donde los maestros trasladaban sus experiencias y conocimientos a los jóvenes, manteniéndose de esta forma las tradiciones de generación en generación. Esta sociedad con sus tradiciones deportivas culturales se perdió para siempre y las huellas de su hacer se han perdido irremediablemente, pues los últimos que poseían fotos y datos ya fallecieron hace muchos años.. La Danza del León se bailó en los carnavales hasta que en 1961, desapareció de esta famosa fiesta cubana, y la tradición sólo se mantuvo en la intimidad (y no pocas veces el secreto) de las sociedades. Como curiosidad podemos agregar que llegó a bailarse en un espectáculo en el cabaret Tropicana por el maestro Mok Kan Sen (Francisco Mok). Durante la Fiesta de Primavera y advenimiento del Nuevo Año Lunar de 1986, la Min Chih Tang tuvo el honor de ser la primera de su tipo en volver a disfrutar de los movimientos del León Chino, nuevamente bajo la dirección de Lei Choy (Rafael Li), 26 años después de haber sido testigos de esta manifestación por ultima vez. Ancianos chinos derramaban lágrimas al recordar sus años de juventud, igual situación ocurrió en las presentaciones que se hicieron en el Hogar de Ancianos Chung Wah en los años finales de la década de los 80’s y donde, los mas ancianos ubicaron un premio en la copa de una ceiba, retando a los jóvenes a tomarlo o desistir de seguir esta danza. Por suerte, el sun lai no quedó en las alturas. Para cerrar este capítulo haremos referencia a un artículo del periodista Gregorio Ortega aparecido en la Revista Carteles , el 5 de febrero de 1956, titulado “Fiesta en el Barrio Chino”: “En la calle angosta estalla una ristra de buscapiés. Se tiñen de rojo las caras de un centenar de chinos alineados sobre la acera. Los buscapiés saltan, culebrean entre los espectadores y hacen retroceder las filas de curiosos. Va a salir el León de la Sociedad Min Chih Tang. La enorme máscara oscila en la puerta. Fulguran sus tres ojos verdes. Se alza, gira, abre las rojas fauces, salta. Detrás serpentea la cola roja, azul, verde, amarilla. No se decide a salir, mueve la cabeza hacia un lado y al otro. Cuando la máscara se levanta y brinca sobre la acera, se ve al que la soporta. Es un joven atleta chino de fuertes brazos y ágiles músculos. Viste pullover blanco con el nombre de la sociedad escrito en chino en el pecho, pantalón negro y brillante y botines de fantasía hechos en negro y rojo.” Referencia bibliográfica: Guanche, Jesús. Procesos etnoculturales de Cuba. Editorial Letras Cubana. Ciudad de La Habana, Cuba, 1983. |